Se realizó una reunión con representantes de la empresa encabezada por el presidente de la misma, Osvaldo Baños, y en representación de los despedidos del año 2002, la dirigente del MIJD Nina Peloso, Carmen, responsable por Tres de Febrero, y los seis integrantes de la comisión.
Comienza la reunión con la presentación de los presentes y la parte empresarial nos comunica que se encuentran dos escribanos para labrar un acta, donde se reflejará lo acontecido en la reunión, y que firmaremos al concluir.
Nuestra compañera Hilda expone una vez más, con serenidad y mucha emotividad, el reclamo del pago de lo correspondiente por la ley de la doble indemnización, lo del SECLO más un reajuste por inflación, que consideramos que existen argumentos consistentes que demuestran que hubo un despido encubierto, amenaza, engaño y discriminación.
Se dejó constancia del mal pago por tantos años de trabajo; la falta de solidaridad con que se actuó con compañeros con graves problemas de salud, quienes fueron obligados a retirarse del Hospital Italiano por haber concluido su cobertura social; no sólo el drama de la pérdida de trabajo, sino también en la forma en que fue llevada a cabo, donde no nos permitieron ni siquiera retirar nuestros efectos personales... en definitiva se repitió una vez más todo lo que ellos y ustedes conocen.
La síntesis de su respuesta fue que ellos obraron de acuerdo a la ley, que lamentaba tener que darnos esa respuesta, que reconocía que nuestro dolor no era comparable pero nos pedía que lo comprendiésemos, que nos pongamos en su lugar, que a pesar de que hoy la empresa está mucho mejor y que tienen mucho trabajo, todavía, debido a la crisis pasada y las inversiones que hicieron, tienen un déficit de 500 millones de pesos.
Continuó con la intervención de varios compañeros de comisión y de Nina argumentando a favor, y ellos repitiendo siempre lo mismo, defendiendo su posición.
Hasta que Nina, de forma terminante, les dijo que desde hace rato, de distintas maneras, se dice lo mismo y que no conduce a nada seguir así; lo pasado ya no tiene remedio, el problema es a resolver entre la empresa y los despedidos, ellos deben responder si tienen la voluntad política de llegar a un acuerdo, no importa la forma de pago, eso se puede convenir. Ante una respuesta parecida y evasiva, Nina contestó que el continuar de esta manera era una pérdida de tiempo para ellos y nosotros, y ante el asombro y la incomodidad de ellos, se levantó dando por terminada la reunión.
A pesar de que intentaron continuar la reunión, luego de los saludos de rigor y sin que se nos pidiera la firma del acta, nos retiramos.
Comentario e impresión de la reunión
Concurrí a la reunión con la curiosidad de saber si el señor Osvaldo Baños conocía toda la verdad o si los que actuaron en los despidos encubiertos no le contaron toda la verdad, ocultando lo que les convenía; en definitiva, si no le habían vendido pescado podrido.
Ante el sereno y conmovedor relato de Hilda, no noté, ni él dijo escuchar nada nuevo que él desconociera; su respuesta fue casi lo mismo que nos venían diciendo sus subordinados, o sea, lo que antes nos habían contestado era con su consentimiento.
Decidí que no iba a hablar porque sería repetir otra vez lo que tantas veces dijimos, además mis compañeros lo habían dicho todo con claridad defendiendo todos nuestros derechos. Al entrar ya me desagradó la pretensión de la empresa de querer impedir el ingreso de todos los que habíamos decidido entrar, también las precauciones tomadas para nuestro ingreso, con exceso de vigilancia privada, haciéndome sentir que los que ingresábamos no éramos ex operarios de esa empresa, sino posibles terroristas.
A mitad de la reunión sentí una gran indignación porque nos comportábamos tan educados y se trataba de llegar a su sentido de la justicia y a su buen corazón, que me pareció que no estábamos reclamando algo que creemos que es justo y nos corresponde, sino que pedíamos limosna.
Escuchar que aunque están en un buen momento con mucho trabajo pero que tienen un déficit de 500 millones de pesos, me dio a pensar que lo único que faltaba era que me pida los pocos pesos que tenía en el bolsillo para ayudarlo. Decirnos que nuestro dolor no es comparable pero al rato decir que nos pongamos en su lugar, que lo comprendiésemos... es demasiado. Tendrá idea de lo que es perder la dignidad que da el trabajo? Y encontrarse que luego de tantos años en una empresa salimos a una sociedad que dice que ya no servimos más, porque somos muy viejos, y que nos echan por eso, por viejos y no por el desempeño laboral? Que la indemnización valía tres veces menos debido a la pesificación, existía el corralito y la incertidumbre dejada por la crisis del 2001? Además a través del juicio enterarnos que habíamos sido estafados y discriminados por ellos y por la justicia?
Utilizaron una estrategia para que a través del despido encubierto no nos pagasen la doble indemnización. Tampoco cumplieron con la promesa de ser los primeros en reincorporar, porque dicen que nosotros rompimos el vínculo al hacerles juicio, cuando en realidad ellos rompieron el vínculo con la acción del despido; lo nuestro fue una reacción a esa medida injusta. Durante años contribuimos con nuestro trabajo al engrandecimiento de esa empresa, conocemos muy bien cómo son las instalaciones donde hoy trabajan y lo que son en la actualidad. No insulten nuestra inteligencia.
Durante todos estos años, un 10% tuvo el 80% de las utilidades, y el otro 90% donde estamos los trabajadores se debió conformar con el 20%.
Si leen esto, directivos de Peugeot, ya que al parecer se manejan solo por el interés, analicen lo siguiente: ya que gastan tanto dinero en publicidad para promocionar la calidad de sus productos y difundir que son una gran empresa, les convendría pagarnos y reconocer con grandeza su error; no sólo porque sería justo, sino porque además evitarían la mala publicidad de los más 500 despedidos, más sus familias, parientes y conocidos, que divulgan que ustedes han estafado, mentido, engañado y discriminado a trabajadores argentinos.